Tú, Señor, reinas eternamente y para siempre (16a)
12¡Vamos, Señor y Dios, levanta la mano!
¡No te olvides de los pobres!
13¿Por qué tendría que menospreciarte el malvado?
¿Por qué habría de pensar que no intervendrás?
14Pero tú sí ves los trabajos y la humillación,
y a cada uno le das su recompensa.
En ti busca amparo el desvalido;
¡eres el refugio de los huérfanos!
15¡Rómpeles los brazos a los malvados!
¡Persigue su maldad, hasta acabar con ella!
16Tú, Señor, reinas eternamente y para siempre;
¡borra de su tierra a las naciones!
17Tú, Señor, escuchas las plegarias de los pobres;
tú les das ánimo y les prestas atención.
18Tú reivindicas al huérfano y al oprimido,
para que los simples mortales
no sigan violentando la tierra.