DEVOCIONAL DIARIO
Ezequiel 18.30-32.
La diferencia entre el El Señor y Dios de Israel con otros dioses, es que Dios nos busca; en todo momento nos invita para volvernos y dejar el mal camino, no nos obliga es decisión personal. En este pasaje Dios mismo hace un lamento por su pueblo, lamento que se vuelve a dar cuando Jesús dice: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que Dios te envía! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos bajo las alas, pero no quisiste!” Mateo 23.37. Dios no quiere que nadie muera, con paciencia espera nuestro volver del mal camino para seguirle y obedecerle por amor. “Yo no quiero que ninguno de ustedes muera. Así que vuélvanse a mí vivirán.” Este llamado no es solo para Israel, es para toda la humanidad, lo dijo Pablo en el libro de Romanos 1.16: “No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para que todos los que creen alcancen la salvación, los judíos en primer lugar, pero también los que no lo son.” La salvación es para todos, pero la decisión de adquirirla es personal y no es por obligación es por amor.