DEVOCIONAL DIARIO
PRÓDIGO
«Volveré a mi casa, y apenas llegue, le diré a mi padre que me he portado muy mal con Dios y con él.»
(Lucas 15.18, página 1698)
Su padre lo esperaba todos los días en la puerta de la casa. ¡Tenía la esperanza de volver a verlo!
Después de varios meses, el muchacho sentía que se había equivocado. Aquella pelea con su papá, en la que le había pedido su parte de la herencia, había sido una verdadera locura. ¡Era como si le hubiese deseado la muerte!
Ahí estaba, quebrado y lejos de su familia. Había gastado todo el dinero y ahora no tenía ni una moneda para comprarse un pedazo de pan. ¡Y para colmo los supuestos amigos habían desaparecido cuando se terminó el último centavo! Estaba solo, abandonado y no tenía a quién recurrir. Sus decisiones lo habían llevado hasta ese lugar de tristeza y soledad.
«¡Un momento!» —pensó mientras intentaba sacarles la comida a los puercos. «¡En mi casa hay comida en abundancia! ¡No hay ningún motivo para seguir aquí!» Así que reunió las fuerzas que le quedaban y decidió regresar, pedirle perdón a su padre y rogarle que lo aceptara como un empleado de su campo.
¡Pero cuando su papá lo vio estalló de alegría! Lo abrazó, lo perdonó e hizo una fiesta para darle la bienvenida. ¡Su hijo que estaba perdido había regresado!
Tal vez nos hayamos apartado de Dios y de la iglesia. Ya no oramos como antes y tampoco leemos la Biblia. Sin embargo, Dios nos espera cada día como un padre amoroso. ¡Nos invita a regresar cuanto antes a una relación de amistad con él! ¿Qué esperamos?
Sumérgete: Seamos conscientes del valor que tenemos para Dios. Él nos creó y quiere relacionarse con nosotros como un padre lo hace con su hijo. El camino de regreso empieza cuando admitimos que nos hemos equivocado y le pedimos a Jesús que dirija nuestra vida de ahora en adelante.
Devocional Extraído de la Biblia Juvenil H2O
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