Señor, tu palabra es eterna, y permanece firme como los cielos. (89)
Lámed
89Señor, tu palabra es eterna,
y permanece firme como los cielos.
90Tu fidelidad es la misma por todas las edades;
tú afirmaste la tierra, y esta permanece firme.
91Por tus decretos, todo subsiste hoy,
y todo está a tu servicio.
92Si en tu ley no hallara mi regocijo,
la aflicción ya habría acabado conmigo.
93Jamás me olvidaré de tus mandamientos,
porque con ellos me has devuelto la vida.
94Mi vida te pertenece; ¡sálvame, Señor,
pues yo estudio tus mandamientos!
95Los malvados buscan cómo destruirme,
pero yo trato de entender tus testimonios.
96He visto que aun lo perfecto se acaba,
pero tus mandamientos son eternos.