DEVOCIONAL DIARIO
Salmo 46. 8-11
La segunda parte de este salmo, continúa con el tema de la estabilidad del que confía en Dios, pueden haber guerras, sufrir por la desolación de los desastres naturales, pero quien confía en Dios permanece firme, porque su firmeza no está en la estabilidad política, ni en las estrategias humanas, la estabilidad del cristiano es Dios mismo, por eso aunque se muevan los montes, aunque se presente el dolor de una guerra, Dios les pondrá fin, hasta el último rincón del mundo, Dios le pondrá fin a las guerras, no es por estrategias políticas o acuerdo humanos.
En el versículo 10 nos recuerda «¡Alto! ¡Reconozcan que Yo Soy Dios! ¡Las naciones me exaltan! ¡La tierra me enaltece!». Este versículo es sublime, es Dios hablando a la humanidad, nos invita a detenernos a reflexionar que Dios sigue siendo Dios y tiene poder sobre todo lo que existe, a volver nuestra confianza y enaltecer a nuestro Dios que nos protege cada día, Dios es enaltecido cuando dejamos que él actúe, no cuando nosotros hacemos cosas para defender a Dios. Volvamos a creer que Dios es poderoso, él domina, sobre todo, su poder y bondad expresados en misericordia, siempre nos rodean y la confianza en eso es la fuerza que ocupamos para vencer.