DEVOCIONAL DIARIO
Salmo 73. 21-28
Llegamos a la parte final del salmo, el escritor analiza los sentimientos producidos por la envidia, amargura, punzadas en el corazón, podríamos decir arritmia cardiaca, estupidez, porque la situación emocional nos hace comportarnos sin razón. Pero en medio de esa situación emocional el salmista confiesa que se ha mantenido en una relación personal con Dios, a pesar de toda su falla; acude a Dios, le pide su ayuda, y Dios le toma de su mano derecha, le da su consejo.
El escritor sabe en su interior que Dios le recibirá, hace su confesión de fe, “¿A quién tengo en los cielos? ¡Solo a ti! ¡Sin ti no quiero nada aquí en la tierra!” (vrs. 25). Aún cuando sus ojos se han visto tentados a mirar los bienes de su prójimo, la verdad, para el escritor es que, Dios es su Roca, es su herencia eterna, para siempre. Alejarse de Dios es la muerte, pero estar cerca de Dios es la mayor ganancia, por eso “En cuanto a mí, ¡que bueno es estar cerca de ti! ¡En ti, Señor, he puesto mi esperanza para proclamar todas tus obras!”
(vrs. 28).
Así termina el salmo, una oración de súplica que invita al lector a evaluar su propia relación con Dios, si Dios es solo su proveedor de bienestar o si Dios es su Roca, su herencia; una relación sin peros, basada en la completa confianza en Dios.
¡En buenas con Dios y en las malas aún más! Acerquémonos a Él…