PASAJES SELECCIONADOS
Isaías 37:28-38
28 »Yo conozco tu condición. Sé cuándo entras y cuándo sales, y sé también de tu furor contra mí. 29 Grande es tu furia contra mí. Estoy enterado de tu arrogancia. Por eso te pondré un gancho en la nariz, y un freno en los labios, y haré que regreses por el mismo camino por donde viniste.
30 »Y esto te servirá de señal: Este año y el siguiente comerán ustedes de lo que crezca por sí mismo, pero al tercer año ya podrán sembrar y segar, y plantarán viñas y comerán sus uvas. 31 Los habitantes de Judá que logren escapar y queden con vida volverán a echar raíces y a ser productivos.»
32 Ciertamente, de Jerusalén y del monte Sión saldrá un remanente que se salvará. Esto lo hará posible el gran amor del Señor de los ejércitos.
33 Por lo tanto, así dice el Señor:
«El rey de Asiria no entrará en esta ciudad, ni lanzará contra ella una sola flecha; tampoco avanzará contra ella con sus escudos, ni levantará contra ella ningún baluarte. 34 Por el mismo camino por el que vino, tendrá que volver. ¡No entrará en esta ciudad!
—Palabra del Señor.
35 »Yo ampararé a esta ciudad y la pondré a salvo. Lo haré por mí mismo y por mi siervo David.»
36 El ángel del Señor salió entonces y mató a ciento ochenta y cinco mil hombres en el campamento de los asirios. Y al día siguiente, cuando se levantaron, todo el campamento estaba cubierto de cadáveres. 37 Entonces Senaquerib, el rey de Asiria, se fue de allí y se quedó a vivir en Nínive. 38 Pero sucedió que, mientras él adoraba en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramelec y Sarezer lo mataron; le clavaron una espada, y luego huyeron a la tierra de Ararat. En su lugar reinó su hijo Esarjadón.